sábado, 29 de agosto de 2015

615.- Los energéticos

He visto un clásico. Una película que tenía arrinconada, no olvidada porque como buen clásico es una historia a la que uno recurre cada cierto tiempo. Por nostalgia, por que no hay nada mejor que ver o sencillamente, como en este caso, porque me apetecía reirme y pasarlo bien.
He visto un clásico español. Una película genial.


Es la historia de dos vecinos que durante generaciones han luchado por sus tierras, y sobre todo por la propiedad del pozo que hay en las mismas. Pero deben unirse porque se las quieren expropiar para hacer una central nuclear. Todo se complicará cuando entren en el juego los árabes que no están dispuestos a perder poder petrolífero ante el avance de la energía nuclear.
Por momentos parecerá que estamos ante una trama de cine internacional con espías y todo.

Hay homenajes, ¡si!, homenajes y no plagios descarados, de películas míticas como La cabina (1972) de Antonio Mercero, Apocalipsis Now (1979), La lozana andaluza (1976), El hombre tranquilo (1952)...


Pero todo se hace con presupuesto mínimo y a la española. La velocidad a la que se hizo la película es tal que en la escena de la ducha entre Pajares y Sara Mora se ve perfectamente como el fondo de la bañera estaba lleno de leños y no habían tenido ni la precaución de quitarlos, más aun teniendo en cuenta que al final de la escena ambos acababan retozando en pelotas (ella).
El ritmo de la película es sencillamente impresionante, siempre están pasando cosas divertidas y cuando falla la risa aparece el desfile de felpudos con lo cual siempre estás atentos a lo que sucede en pantalla. Y aunque es indudable el carácter machista de la trama, tampoco las mujeres se iban de vacio, pues sobre todo Pajares no tiene reparos en lucirse en bañador marcando sus atributos masculinos para deleite de quién quisiera recrearse en su visión.

Como era habitual en este tipo de cine no debemos prestar atención especial a la iluminación, los escenarios o la calidad de las interpretaciones secundarias. Es cine artesanal, Mariano Ozores era un gran director, buscaba los planos y encuadres perfectos sin florituras o planificaciones excesivas. Todo al servicio de una historia cómica dónde lo realmente importante era que las situaciones humorísticas quedasen bien explicadas y las chicas enseñaran lo que había que enseñar.


Y como guinda tenemos a Ajita Wilson, transexual de color, dueña de un cuerpo de infarto y recordada por el inmenso morbo que provocó en toda la sociedad española, recordemos que esta película fue estrenada en 1979 y vista  por más de un millón de personas. Ajita por lo visto fue bombero en Chicago, pero se cambió de sexo y se vino a Europa, en España fue inmediatamente fichada por Mariano Ozores para dar mayor picante a las películas. Por cierto que hay una anécdota protagonizada por Pajares, que no conocía los antecedentes de la actriz americana, y que iba lanzado como una moto con ella (en alguna escena se les ve juntos y ella es un mujerón que le saca la cabeza) hasta que le contaron el pasado en el mundo de las mangueras de Ajita, Pajares se cagó en todo y se negó a hacer la escena de cama. Cuando hoy día le hablan sobre el tema, Andrés Pajares dice que fue por el ambiente machista de aquellos años, que si hubiese sido en la actualidad no habría tenido ningún problema en hacerla.



La película cuenta además con el debut cinematográfico, con frases añadidas en doblaje, de dos actrices de la familia Ozores, se trata de Adriana y Emma. Adriana es hija de José Luis Ozores (hermano mayor del director) y Emma es hija de Antonio Ozores que en la película interpreta al jeque árabe. Todo quedaba en casa, cine familiar en estado puro.

Por cierto, hablando de doblaje, posiblemente todos los que habéis visto películas de Pajares y Esteso (y cine en general de aquellos años)  habréis notado que hay algo extraño en el sonido y los diálogos. La explicación es muy sencilla, no se grababa el sonido en directo, era caro e implicaba problemas técnicos, además las voces y la entonación (sobre todo de algunas actrices) no llegaban al mínimo exigible, por lo tanto se recurría al doblaje en postproducción. Así se daban situaciones alucinantes como el caso de grabar escenas dónde la gente movía la boca balbuceando lo que le salía de las narices porque ni siquiera era necesario que supiesen sus diálogos. En esta película llegan a reirse de esta situación cuando se nota perfectamente que la voz imposible de la abuela de Pajares o de alguna conversación telefónica es la de Antonio Ozores haciendo el ganso.

Y por otro lado estaba el mensaje. Porque entre desnudo y desnudo, entre chiste y chiste aprovechan para dar un buen palo a la situación política, a la manipulación de los poderosos y la corrupción, de hecho hay escenas, como la del aumento de los sueldos de la corporación municipal, que a día de hoy siguen de plena actualidad, y que me decís de esta frase, dicha a duo por nuestros protagonistas para rematar la película:
"Jode pensar que entre los dueños de los petrodólares, los jefazos de las multinacionales y los políticos se ponen de acuerdo entre ellos y a los jilipoyas como nosotros que sólo nos llaman para votar… acaban dándonos por el saco sin dejarnos decir ni pío".


Enseñadme una película española de los últimos años que haga algo parecido. Si la hacen se lleva todos los Goyas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario