El género de terror no es muy bien tratado en televisión. La razón es clara: Audiencia.
Una buena serie de terror es difícil que tenga grandes cantidades de seguidores, eso sólo se consigue con monstruos sexys, zombies cómo excusa para contarnos lo complicado de las relaciones humanas o cazavampiros adolescentes.
Una buena serie de horror debería tener imágenes perturbadoras, momentos intensos, perversiones terroríficas, sexo extraño y desconcertante, mentes desquiciadas, fealdad, atmósfera enfermiza, dificultad para separar la realidad de la pesadilla o simplemente confundir ambos mundos.
Sotanos del terror, áticos del miedo, habitaciones malditas.
Buen uso de la música y creíbles efectos sanguinolentos.
Criaturas, fantasmas, leyendas, gore, abortos, bebés diabólicos...
Lo dicho, "American Horror Story"
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